Esperanza Martínez Linaje (Oña, 1920):

Érase una vez América

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Esperanza Martínez se crió con sus abuelos, ya que su madre se murió cuando ella apenas tenía un año y su padre entonces estaba haciendo el servicio militar. Cuenta como su abuelo recibió una certificación de que un hijo que tenía en México había muerto y había dejado acciones de una empresa de petróleo. Su abuelo no se lo creyó y perdió esa herencia.
Con nueve años, y con su padre, Esperanza emprendió su propia aventura hacia América. Se fueron a Argentina, donde sus tíos regentaban dos carnicerías. Su padre trató de comprar una granja, pero el modo de vida del país no le convenció y regresó a España habiendo “tirado la maleta al agua”, como se decía entonces de los que volvían sin dinero. De aquel viaje lamenta que le robaran la medalla de su madre durante el viaje en barco.
Esperanza conoció a su marido durante la guerra. Su marido estuvo en la cárcel de Burgos, aunque poco tiempo, y después tuvo que ir al frente con los nacionales por miedo a las represalias y para que no fuera reclutado un hermano que estaba casado y con hijos. Fue herido en el frente de Asturias e ingresó en el Hospital Militar de Oña, donde tuvo la oportunidad de conocer a Esperanza.