Desfiladero de los Tornos (14 kms)

Cidad de Ebro – San Miguel de Cornezuelo – Vallejo – Tudanca – Cidad de Ebro

El grupo en el paso más aéreo del desfiladero de los Tornos, entre Vallejo y Tudanca

Sábado, 16 de mayo de 2015. Última etapa de la temporada. Salimos de Oña en nuestros coches y una hora después ya estábamos andando. Fue una semana con temperaturas que superaron los 30 grados y un bajón muy acusado durante el fin de semana, incluso con lluvias, pero una vez más nos sonrió el día, que apareció fresco pero soleado por aquellas latitudes. El objetivo era recorrer el desfiladero de los Tornos por las dos márgenes del Ebro. Desde Cidad se puede salir también por la orilla izquierda del río (la contraria por la que va el GR-85), pero la etapa se hace demasiado corta y decidimos ascender hasta San Miguel de Cornezuelo y ver su preciosa iglesia románica (de mediados del siglo XII), restaurada hace un par de años. En San Miguel nos esperaba Mila para abrirnos la iglesia y ver su interior. En el tímpano sobre la puerta está San Miguel matando al dragón con la espada, que para eso es el gran capitán de los soldados de Dios (ni comparación con San Jorge…). Los canecillos son de varios motivos, pero destacan varios con contenido erótico, o más que eso…

San Miguel de Cornezuelo

Paseamos por la calle central de San Miguel de Cornuezuelo, con unas bellas casas de piedra con galerías, y comenzamos el descenso y posterior subida a Vallejo. Antes paramos en el mirador sobre el cañón del Ebro que está junto a la carretera. A la espalda nos vigilaba la masa pétrea de Sierra Albuera, con Peña Nava en lo más alto del muro de roca.

Peña Nava, al fondo

Mirador en la carretera entre Cidad de Ebro y Vallejo de Manzanedo

Desde Vallejo de Manzanedo, en el límite con el Valle de Zamanzas, emprendimos el descenso hasta encontrar el río Ebro. No llegamos hasta el cauce, por cuya orilla izquierda se viene desde Cidad, sino que giramos a la derecha por una senda que los lugareños llaman popularmente Arrastraculos y que es el antiguo camino entre Vallejo y Tudanca. Es un camino impresionante, sin duda el trayecto más espectacular del desfiladero, mucho más que el GR 85 que discurre por la orilla contraria. También algo más difícil y con tramos en los que la caída hacia el Ebro es a plomo, con el camino tallado y recrecido desde bases de roca madre situadas a cotas inferiores. Hay que ser precavido con los resbalones con tiempo lluvioso y puede producir algo de vértigo.

Por la senda de Arrastraculos, entre Vallejo y Tudanca

El sendero tiene una pequeña subida donde hay que agarrarse con las manos a la roca, pero sin peligro, y enseguida nos lleva hasta un arco natural de piedra (parecido al túnel del aire de la sierra de la Tesla. El sendero pasa por debajo. Otro rincón para disfrutar. A partir de ahí, la vereda baja a buscar la ribera del Ebro, ya cerca de Tudanca, donde hay que pasar un pontón sobre el Ebro para llegar al pueblo. El bar estaba cerrado a esas horas, pero allí almorzamos.

Pontón de Tudanca

En Tudanca (Burgos) pasaron el invierno únicamente ocho habitantes (de tres casas), según nos contó un paisano ya jubilado. Algunos tienen ganado, pero no precisamente de raza tudanca, unas vacas grises autóctonas de Cantabria (al menos la que nos miraba). Y tras almorzar, vuelta a Cidad, ya por el GR-85, ya por el puertecillo de los Tornos, que gana altura haciendo unas marcadas eses, de ahí su nombre (no tiene que ver con el puerto de los Tornos entre Cantabria y Burgos). Un camino también agradable, por margen derecha del río, por el que discurre también el GR-99, el del Ebro.

Puerto de los Tornos, margen derecha del Ebro

Ya en Cidad, nos detuvimos a ver el reloj de sol de la iglesia y una gran aceña junto al Ebro. El reloj, funciona; el molino, no. De vuelta, desanduvimos el valle de Manzanedo y, como íbamos bien de tiempo paramos a ver las ruinas del monasterio de Santa María de Rioseco.

Es loable la labor que están haciendo los voluntarios, con mucho tesón y nada de dinero, en la recuperación del viejo y arruinado monasterio cisterciense. Han limpiado la maleza, han consolidado algunos muros, han desescombrado, han puesto verjas en algunas estancias, han colocado carteles explicativos. Hace unos años aquello era una selva y hoy va camino de ser salvado lo poco que queda del convento.

Monasterio de Ríoseco (Valle de Manzanedo)

A la hora convenida llegamos a Cigüenza a comer en el restaurante Ana Mari, un lugar agradable, con buen trato y comida típica de la zona. Es raro pedirlo en un restaurante, pero el conejo al ajillo es excelente. La vuelta a Oña la hicimos por Villarcayo, Medina, Trespaderne.

Restaurante Ana Mari (Cigüenza)