La obra de teatro de Zorrilla, Sancho García, abre el telón del Milenario del monasterio de Oña

Con dos representaciones en el salón Nazaret de Oña, el 1 y 4 de junio, laasociación El Cronicón de Oña puso en escena la obra de José Zorrilla, Sancho García, sobre el conde de Castilla fundador del monasterio burgalés que este año 2011 ha cumplido mil años de existencia. Cuando el dramaturgo vallisoletano tenía 25 años estrenó en el teatro de la Cruz de Madrid esta composición trágica en tres actos, el 12 de noviembre de 1842. Desde entonces es probable que esta obra, casi desconocida, no haya vuelto a representarse en los escenarios y este es un mérito que hay que atribuir al empeño de la asociación El Cronicón de Oña, que ha querido colaborar con una apuesta novedosa y valiente en la programación cultural de la conmemoración de la abadía oniense.

El argumento está basado en la conocida como Leyenda de la Condesa traidora, de origen medieval, en la que la madre de Sancho García, doña Ava, trata de matar a su hijo para hacerse con el poder de Castilla con la complicidad de un árabe que es su amante. El conde descubre la traición y hace beber la copa envenenada a su propia madre. Zorrilla cambia este desenlace tradicional y salva a su madre, ya que trata de rehabilitar la figura política del conde castellano, de uno de los héroes de la patria, que en ningún caso, según la ideología de Zorrilla, puede llevar sobre su espalda un matricidio. En cualquiera de los desenlaces, de todos modos, se da pie a la fundación del monasterio de Oña, en este caso no para expiación de su crimen, sino para esconder entre sus muros a su madre traidora.

La obra de Zorrilla es compleja en su estructura y también en cuanto al lenguaje, al menos para el público actual. Es por eso que merece ser destacada la labor realizada por la directora, Amaya Curieses, que ha logrado realizar una versión resumida y comprensible de la historia, sin que se pierda la esencia de esa lucha interior que tiene la condesa, entre su amor de madre y su amor de mujer, y sin que tampoco quede oculta la intención del conde de conjugar su piedad como hijo con su deber de impartir justicia como señor. Los ensayos han durado casi un año y el cuadro de actores de El Cronicón ha sabido también estar a la altura del desafío que supone representar una obra en versos del siglo XIX. En este sentido hay que destacar la excelente interpretación de la condesa que hizo Dolores Oña, convincente y emotiva, con una actuación impropia de una actriz aficionada. La versión teatral se ha realizado sobre la edición de Sancho García preparada por José Ramón Prieto Lasa para la Asociación de Estudios Onienses, que publicó la obra en 2008 con la colaboración de El Cronicón de Oña, asociación que representa todos los años un espectáculo de teatro medieval sobre la fundación de Oña.

Hay que advertir de que la puesta en escena no fue al uso, sino que sobre el escenario se realizó una lectura dramatizada, sin apenas movimientos, en la que los actores tuvieron que apoyar su capacidad expresiva únicamente en la voz, salvo en la significativa escena de las copas y el veneno. La puesta en escena fue minimalista y sencilla pero elegante al mismo tiempo, con los actores vestidos con trajes contemporáneos, con una acertada iluminación y con un suave fondo musical. La voz fue en directo, no grabada, lo que añadió mérito y frescura a una representación que merece ser dada a conocer en otras plazas teatrales.