Manuela G. Rebolleda (Oña, 1922):

Los años felices

manuela gomez rebolleda

Manolita Gómez Rebolleda nació en el seno de la familia más rica y poderosa de Oña por aquel entonces. El estallido de la guerra le hizo, con tan sólo 14 años, situarse al frente de los negocios familiares: fábrica de resinas, aserradero, agricultura, corresponsalías bancarias...
A pesar de todo, debido a su juventud y a que en su casa no faltaba de nada, Manolita recuerda esa época con nostalgia por la efervescencia social que vivió el pueblo. Durante la guerra se habilitó el convento de los jesuitas expulsados como Hospital Militar de la Cruz Roja, donde eran atendidos los soldados nacionales heridos en el frente.
Manolita Rebolleda cuenta que cuando llegó la República su abuelo, que era el alcalde de Oña, estaba enfermo en la cama y la corporación republicana subió a su casa para quitarle la vara de mando.
Cuando los jesuitas fueron expulsados de España, su abuelo Miguel Rebolleda fue el encargado de guardar las escrituras del convento de los jesuitas, a pesar de que su familia no tenía una relación especial con la Compañía de Jesús. Manolita relata también una experiencia religiosa: una noche vio salir una nube blanca del ataúd donde estaba el cadáver de su prima. Un jesuita teólogo le aseguró que había tenido el privilegio de ver salir el alma del cuerpo de la niña.