Senda del castillo de Toba (16,5 kms)

Castillo de Malvecino, en Toba de Valdivielso, con la sierra de la Tesla al fondo

El 11 de abril iniciamos en el Valle de Valdivielso las marchas de la primavera de 2015.  En Valdivielso, el Ayuntamiento ha publicado un libro con varias rutas por el bello e histórico valle y nosotros aprovechamos parte de la que está balizada en torno al castillo de Malvecino o castillo de Toba, por la localidad donde se ubica.

Torre de San Martín, en Quintana de Valdivielso

En esta primera ruta nos juntamos 18 personas que acudimos con nuestros coches a Quintana de Valdivielso, principio y final de un sendero circular. La ruta oficial empieza y acaba en El Almiñé, pero alargamos el recorrido desde Quintana, un pueblo que siempre merece la pena visitar por sus bien cuidadas construcciones, tanto torres como casas palacio. Salimos por la calle del lavadero, por encima de la torre de San Martín, hasta llegar a la parte alta del pueblo de El Almiñé, donde empieza su famosa calzada. Antes de llegar a la zona empedrada nos detuvimos a ver el batán restaurado que se encuentra a la derecha.

Batán de El Almiñé, junto a la calzada

Calzada de El Almiñé

La ascensión hasta la ermita de la Hoz (o de Santa Isabel) es de más de dos kilómetros de longitud, con una pendiente media de 13,5%, y con trozos de la calzada perfectamente conservados, aunque incómoda para pisar. Como nos contó uno de los senderistas, apasionada de la Guerra de la Independencia, por ahí bajaron las tropas del Duque de Wellington para cruzar el río Ebro en Puente Arenas y dirigirse, haciendo escala en Medina de Pomar, hacia Vitoria, donde el 21 de junio de 1812 las tropas de José Bonaparte fueron derrotadas en la célebre batalla y los franceses expulsados de España. Pero antes fue un camino medieval para transportar lana y pescado entre Burgos y los puertos del Cantábrico. Esta calzada dejó de ser un paso importante con el surgimiento del camino de Orduña y después la puntilla se la dio la construcción de la carretera por la Mazorra, ya en el siglo XIX.

Ermita de la Virgen de la Hoz

Al llegar a la ermita nos sorprendieron unos mastines que cuidaban su rebaño. Por fortuna, los pastores estaban con el ganado. Además, nos enseñaron el pozo que se encuentra enterrado en aquel páramo, con una entrada que parece la de una cueva o bodega.

Fuente junto a la ermita

Giramos hacia el oeste, por el alto, por un camino ancho en cuyas orillas se pueden ver algunos chozos de pastores de planta circular. Estamos a más de mil metros de altura, aunque no vayamos por el modesto cordal del Miravacas, a nuestra izquierda. Después de un nuevo giro de noventa grados comenzamos a descender hacia el collado que está junto a la ermita de San Jorge, una advocación poco común por estos lares. Hay momentos con unas magníficas vistas sobre el valle. Continuamos el descenso por un bonito sendero hasta una campa en la que almorzamos, junto a las ruinas de una tenada para el ganado. El lugar era estratégico para reponer fuerzas y también para observar a lo lejos el castillo de Toba, desde un risco cercano, al que hasta ahora solo habíamos entrevisto tapado por los encinares.

El castillo de Toba al fondo

El sendero sigue vertiginoso su descenso. Pasamos por una pequeña presa que antiguamente servía para alimentar un canal de agua que desciende hasta la carretera, hasta el pueblo de Toba. Por eso se le conoce como el Camino del Chorro. Junto a él, al otro lado de la carretera, la iglesia, con algún resto románico, se arruina sin remedio, a pesar de que los vecinos han lanzado la voz de alarma. Toba, debajo del monte del castillo, tiene una buena fuente y un lavadero con dos pozas, una al aire libre y otra cubierta.

Balsa del camino del Chorro

Foto de grupo en Toba, el castillo está sobre el monte de atrás, aunque no se vea

Iglesia en ruinas de Toba

Desde Toba, la ruta continúa ya por la orilla del Ebro, que en alguna zona se ha comido prácticamente el sendero debido a las riadas del final del invierno. Salimos por Santa Olalla y de ahí regresamos hasta El Almiñé, donde nos topamos de lleno con la iglesia románica de San Nicolás, perfectamente conservada. Volvemos a Quintana por un camino diferente al de la ida. La vuelta a Oña la hacemos por la carretera interior del valle. Nos dio tiempo incluso a parar en el bar de Valhermosa a tomar una cerveza.

Cuando el sendero va por el Ebro

Foto de grupo en la iglesia de El Almiñé

En el bar de Valhermosa